El Ministerio de Educación tiene que redoblar esfuerzos para deslindar responsabilidades, aclarar cómo pudo cometerse el grave error que afectó a cinco mil docentes y tomar las medidas pertinentes para corregir prontamente este problema.
De lo que se trata, finalmente, es de superar este traspié y evitar que se perturbe la trascendental reforma que inició este gobierno en el sector Educación, con importantes resultados.
El error, según se ha informado, se produjo al evaluar las pruebas eliminatorias para el primer nivel de la carrera pública magisterial. Miles de docentes denunciaron que sus notas habían sido cambiadas sorpresivamente en las páginas web y que se les había rebajado dos puntos en su examen, lo cual los sacaba injustamente de carrera.
¿Qué pasó? Al respecto, el ministerio ha anunciado que formará una comisión especial para evaluar los reclamos y proponer acciones para garantizar la transparencia y continuidad del proceso de evaluación.
Es imperativo que las irregularidades sean subsanadas a la brevedad posible luego de examinar caso por caso y, eventualmente, no pueda descartarse una nueva evaluación.
El asunto es muy serio, pues ha costado mucho introducir las evaluaciones en el sistema magisterial, restablecer el principio de autoridad en el sector y superar graves escollos, como la férrea oposición de ciertas cúpulas sindicalistas politizadas.
Finalmente, los maestros, que evalúan permanentemente a sus alumnos, tuvieron que entender la necesidad de capacitarse y actualizarse, así como de hacer méritos, no solo para atender mejor a sus pupilos sino también para acceder a mejores remuneraciones dentro de un sistema ordenado de evaluaciones y carrera pública magisterial.
Por el bien del país, ese proceso de reforma no puede detenerse. Como hemos reiterado aquí, el Gobierno tiene que seguir dando prioridad a la educación, un derecho humano fundamental, que reclama mayor presupuesto y atención. El Congreso tiene que asumir también su responsabilidad, tanto para seguir legislando en temas aún irresueltos de la carrera pública magisterial, cuanto al decidir las asignaciones presupuestales. En dicho objetivo tienen que dejarse de lado cálculos electoreros o intereses político-partidarios.
El principio fundamental es contar con buenos profesores para nuestros alumnos y conseguir que ser docente en la escuela pública sea una opción atractiva, por lo cual debe premiarse a los mejores y sancionar y separar a los incompetentes. De allí la importancia de las evaluaciones, que tienen que ser periódicas, objetivas y totalmente transparentes, sin cuestionamientos como los que ahora comentamos.
Solo con mejores profesores, bien formados y remunerados, la educación podrá ser un instrumento de formación de valores éticos, así como de desarrollo personal y profesional.
Como lo hemos remarcado más de una vez, no hay mayor discriminación e injusticia que una educación mediocre, que condena a los niños y jóvenes al atraso y la pobreza, y les cierra las puertas del progreso y la movilidad social.
FUENTE: EL COMERCIO 26/11/09
Atte. Lic.: Edgar Zavaleta Portillo I.E. Humberto Luna - Ugel Cusco
De lo que se trata, finalmente, es de superar este traspié y evitar que se perturbe la trascendental reforma que inició este gobierno en el sector Educación, con importantes resultados.
El error, según se ha informado, se produjo al evaluar las pruebas eliminatorias para el primer nivel de la carrera pública magisterial. Miles de docentes denunciaron que sus notas habían sido cambiadas sorpresivamente en las páginas web y que se les había rebajado dos puntos en su examen, lo cual los sacaba injustamente de carrera.
¿Qué pasó? Al respecto, el ministerio ha anunciado que formará una comisión especial para evaluar los reclamos y proponer acciones para garantizar la transparencia y continuidad del proceso de evaluación.
Es imperativo que las irregularidades sean subsanadas a la brevedad posible luego de examinar caso por caso y, eventualmente, no pueda descartarse una nueva evaluación.
El asunto es muy serio, pues ha costado mucho introducir las evaluaciones en el sistema magisterial, restablecer el principio de autoridad en el sector y superar graves escollos, como la férrea oposición de ciertas cúpulas sindicalistas politizadas.
Finalmente, los maestros, que evalúan permanentemente a sus alumnos, tuvieron que entender la necesidad de capacitarse y actualizarse, así como de hacer méritos, no solo para atender mejor a sus pupilos sino también para acceder a mejores remuneraciones dentro de un sistema ordenado de evaluaciones y carrera pública magisterial.
Por el bien del país, ese proceso de reforma no puede detenerse. Como hemos reiterado aquí, el Gobierno tiene que seguir dando prioridad a la educación, un derecho humano fundamental, que reclama mayor presupuesto y atención. El Congreso tiene que asumir también su responsabilidad, tanto para seguir legislando en temas aún irresueltos de la carrera pública magisterial, cuanto al decidir las asignaciones presupuestales. En dicho objetivo tienen que dejarse de lado cálculos electoreros o intereses político-partidarios.
El principio fundamental es contar con buenos profesores para nuestros alumnos y conseguir que ser docente en la escuela pública sea una opción atractiva, por lo cual debe premiarse a los mejores y sancionar y separar a los incompetentes. De allí la importancia de las evaluaciones, que tienen que ser periódicas, objetivas y totalmente transparentes, sin cuestionamientos como los que ahora comentamos.
Solo con mejores profesores, bien formados y remunerados, la educación podrá ser un instrumento de formación de valores éticos, así como de desarrollo personal y profesional.
Como lo hemos remarcado más de una vez, no hay mayor discriminación e injusticia que una educación mediocre, que condena a los niños y jóvenes al atraso y la pobreza, y les cierra las puertas del progreso y la movilidad social.
FUENTE: EL COMERCIO 26/11/09
Atte. Lic.: Edgar Zavaleta Portillo I.E. Humberto Luna - Ugel Cusco
